Reecuntro esperado (Aro)

por **Carles Vulturi** Dom Sep 05, 2010 2:56 am

Después de siglos de batallas, volví a mi tierra natal, la que me vio nacer, crecer y morir. La ardua batalla termino con un resultado que a aro le agradaría clan africano 0 guardia vulturi2, tal y como habíamos ido volvíamos, nos basto a mí y a Anastasia, para acabar con el enorme clan compuesto por 15 vampiros maduros y cientos de neófitos, nuestro reducido número hizo la batalla más interesante y duradera, pero aun así salimos victoriosos sin bajas.

Ya por Italia anastasia se quedo por roma visitando su descendencia y o decidí volver con Aro, el padre que nunca tuve en mi infancia, siempre fui el demonio con el cual los demás chicos no querían jugar por miedo a no ser llamados al Reino de Dios el día de sus muertes, o ese hijo a el que lo ves como un hijo no deseado, siempre fui yo, pero Aro me hizo sentir querido y útil, por eso siempre estaré a su derecha, el es mi Dios hecho carne y yo su mesías, dispuesto a proclamar su buena nueva.

Después de varios días furulando por Volterra decidí que era hora de volver a verle, tenía pensado hacerle salir a buscarme, como si aun de un niño pequeño yo me tratase y estuviese jugando con su padre al pilla pilla, no me apetecía jugar mucho después de mi infortunito encuentro con la Cullen, por lo que fui directamente al “grano”. Ande por el largo pasillo, hasta que me tope con la gran puerta, mire de reojo a la vampira de detrás del mostrador y tras una sonrisita y un guiño de ojo golpee la puerta anunciado mi entrada, seguidamente, abrí la “pesada” puerta y entre, di dos pasos y ancle mi rodilla a el suelo. – Aro. – Exclame, sonriendo y levantándome. – Ya he vuelto, espero y ruego que disculpe mi tardanza y que me pueda explicar lo acontecido estos años atrás. – dije, cuando ya estaba completamente erguido y caminando hasta un paso antes de los escalones que elevaban hasta un lugar privilegiado a los señores de este mundo. – también sería un placer saber que les pasa a los Cullen, andan un poco subidos y parece que nuestra postura con ellos esta flaqueando. – dije y ya calculando mil maneras de destrozarles y hacerles arder en el fuego de la berno.